lunes, 12 de diciembre de 2011

Alicia: "Sólo se ha perdido cuando se deja de luchar"

Hola a todos:

El  20 de Octubre de 2011 hizo dos años que me operaron de un cáncer de mama, la víspera de mi cumpleaños. Poco tiempo antes de que se me diagnosticara la enfermedad planeaba con mi marido cómo ibamos a celebrarlo, ya que cumplía 50 años, medio siglo nada menos. Pero la vida cambia en cuestión de segundos y ese día de fiesta lo pasé en el hospital, eso sí, rodeada del amor de mi familia y mis amigos y del inestimable apoyo de todos los profesionales que me atendieron.

He de decir que cuando me enteré de que padecía cáncer me quedé atónita y mis principales preocupaciones fueron cómo transmitir la noticia a mi familia y cómo aquélla situación iba a afectar a mi vida cotidiana. Sin embargo, a pesar del disgusto, abordé el problema con valentía y con la certeza de que iba a superarlo, igual que mi hermana, ejemplo de valor y entereza, que dos años antes había pasado por la misma experiencia. Aunque vivimos a más de mil kilómetros de distancia seguí su evolución a diario y gracias a ella supe desde el principio a lo que me enfrentaba. También tuve la suerte de contactar con mujeres maravillosas que habían pasado por el mismo trance y me ayudaron a solucionar montones de dudas que surgen durante el proceso.

Es muy importante no dejarse vencer por la desesperación, tener una actitud positiva, enfrentarse a la operación y a los tratamientos posteriores sabiendo que pasan más deprisa de lo que podemos imaginar. Sé que es duro, eso es innegable, pero también es cierto que los seres humanos somos mucho más fuertes de lo que nos creemos y que en las situaciones extremas afloramos cualidades que desconocíamos poseer.

Siempre he intentado sacar el lado bueno de las circunstancias que me ha tocado vivir por muy adversas que éstas fueran y tras la enfermedad soy una persona mucho más sosegada, disfruto con más intensidad los pequeños placeres de la vida y pienso en sacar el máximo partido del presente sin esta tan pendiente como antes del futuro.

Mi más profunda gratitud a mi marido, pilar esencial en mi vida, a mi hijo, un ser adorable, a mis padres, todo generosidad, a mis dos hermanas, mujeres valientes e incondicionales, a mis dos sobrinos por su alegría, a mis amigos por su solidaridad y a todo el personal sanitario por su empatía.

Ánimo amigos, sólo se ha perdido cuando se deja de luchar.

Alicia

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