miércoles, 21 de diciembre de 2011

¿Acaso hay fuerza más grande que el amor?

El 31 de Mayo le dieron la noticia a mi hermana: “tienes cáncer de mama”. Estaba embarazada. A mí me la habían dado el día anterior. Alguien con corazón me avisó para que  mi hermana no fuera sola a la consulta. Pasas de la sorpresa a la desolación más terrible. Desde ese mismo momento intenté ser positiva y pensar que todo iba a salir bien, pero la pena y el miedo eran tan profundos. 

No quise mirar nada en internet, ni en ningún otro  sitio. Ella confió en el equipo del hospital. El cáncer era incipiente pero galopante. (Hay palabras que no se olvidan). Todo se desarrolló deprisa, aunque la espera entre consulta y consulta nos parecía eterna. Primero la interrupción del embarazo, ya que no era compatible con la quimio. Fue un duro golpe, porque era un bebé muy deseado, aunque después hubo también otros momentos críticos.  Recuerdo en  una  consulta con el oncólogo que  le preguntó  si se iba a morir. La respuesta del médico fue “Vamos a intentar que no”. 

En mi caso puedo decir que sin duda me salvó mi Dios. Solo me consolaba estar cerca de ella,  rezar, porque al hacerlo sentía que todo saldría bien. Creo además que es fundamental para un enfermo de cáncer sentirse acompañado  y querido. Los mimos de mi madre en cada sesión de quimio, cuando no entra nada en el estómago… esa sopita de cocido recién hecha, o lo que quisiera. ¿Acaso hay fuerza más grande que el amor? He podido comprobar con otras personas que no han tenido tanto cariño el vacío que sienten, la tristeza añadida de sentirse solos. Y ya es suficiente con la enfermedad.  

Creo que el papel de la familia y los amigos es muy importante. En mi caso me centré en mi sobrina, porque la vida sigue para todos y dar normalidad en lo cotidiano es fundamental, sobre todo para los niños. También por ella, porque toda su fuerza era necesaria para esa lucha (ahora lo entiendo “la lucha contra el cáncer”). 

Desde aquí solo puedo agradecer a todos los que estuvieron allí.  A los que la hicieron reír, a los que estaban siempre. A mis padres, por sus cuidados y amor . A mi cuñado por  quererla más en esos momentos. Tengo una lista tan grande que no terminaría. 

La doctora le dijo un día a mi cuñado : “Enhorabuena por la mujer que tienes, porque para los enfermos de  cáncer,   el estado anímico,  puede influir hasta un 80% en la recuperación del paciente. 

Han pasado 6 años,  mi hermana está llena de vida y nos da una lección diaria. Es feliz, tiene una vida plena. Es un largo camino que hay que recorrer y ella no se rindió. Todos los días doy gracias por tenerla cerca. Ahora me voy a la Carrera contra el cáncer de mama con mi sobrina.  ¡Ánimo!

Ade (el testimonio de una familiar)

lunes, 12 de diciembre de 2011

Alicia: "Sólo se ha perdido cuando se deja de luchar"

Hola a todos:

El  20 de Octubre de 2011 hizo dos años que me operaron de un cáncer de mama, la víspera de mi cumpleaños. Poco tiempo antes de que se me diagnosticara la enfermedad planeaba con mi marido cómo ibamos a celebrarlo, ya que cumplía 50 años, medio siglo nada menos. Pero la vida cambia en cuestión de segundos y ese día de fiesta lo pasé en el hospital, eso sí, rodeada del amor de mi familia y mis amigos y del inestimable apoyo de todos los profesionales que me atendieron.

He de decir que cuando me enteré de que padecía cáncer me quedé atónita y mis principales preocupaciones fueron cómo transmitir la noticia a mi familia y cómo aquélla situación iba a afectar a mi vida cotidiana. Sin embargo, a pesar del disgusto, abordé el problema con valentía y con la certeza de que iba a superarlo, igual que mi hermana, ejemplo de valor y entereza, que dos años antes había pasado por la misma experiencia. Aunque vivimos a más de mil kilómetros de distancia seguí su evolución a diario y gracias a ella supe desde el principio a lo que me enfrentaba. También tuve la suerte de contactar con mujeres maravillosas que habían pasado por el mismo trance y me ayudaron a solucionar montones de dudas que surgen durante el proceso.

Es muy importante no dejarse vencer por la desesperación, tener una actitud positiva, enfrentarse a la operación y a los tratamientos posteriores sabiendo que pasan más deprisa de lo que podemos imaginar. Sé que es duro, eso es innegable, pero también es cierto que los seres humanos somos mucho más fuertes de lo que nos creemos y que en las situaciones extremas afloramos cualidades que desconocíamos poseer.

Siempre he intentado sacar el lado bueno de las circunstancias que me ha tocado vivir por muy adversas que éstas fueran y tras la enfermedad soy una persona mucho más sosegada, disfruto con más intensidad los pequeños placeres de la vida y pienso en sacar el máximo partido del presente sin esta tan pendiente como antes del futuro.

Mi más profunda gratitud a mi marido, pilar esencial en mi vida, a mi hijo, un ser adorable, a mis padres, todo generosidad, a mis dos hermanas, mujeres valientes e incondicionales, a mis dos sobrinos por su alegría, a mis amigos por su solidaridad y a todo el personal sanitario por su empatía.

Ánimo amigos, sólo se ha perdido cuando se deja de luchar.

Alicia

martes, 29 de noviembre de 2011

Judith, 66 años (Canadá)

Hola, me llamo Judith Silver. Como ya veis, soy extranjera (Canadiense) aunque he escogido España como mi país adoptivo y llevo 36 años viviendo aquí.

SkyTengo 66 años y ya han pasado cuatro desde que me diagnosticaron cáncer de mama. Cuando me enteré  que tenía cáncer, mi primera reacción era pánico, pensando que no podría soportar pasar por esto sola (vivo sola, no tengo hijos y mi única hermana vive en otro país europeo.) Sin embargo, desde el primer momento me parecía que alguna fuerza del universo me acompañaba y me mandaba a cada paso lo que necesitaba. Todo el mundo me ayudaba dándome información médica, legal, laboral… y de tipo espiritual y alternativa-contactos, libros, apoyo y cariño, mis amigos/as y mis alumnos/as (soy pintora y daba clases de pintura en varios pueblos). 

Intentaré compartir con vosotras las cosas que más me ayudaron a pasar este trance de la manera mas positiva, esperando que sea de ayuda a alguien.

Mi médico decidió darme quimioterapia antes de operarme para reducir el tumor (lo que hacen hoy en día cuando el tumor es grande). Una colega que había pasado por lo mismo, me recomendó una naturista quien, para fortalecer mi sistema inmunológica me recetó diferentes vitaminas y compuestos. Es difícil decir si estas cosas tuvieron un efecto positivo en mi reacción a la ‘quimio’, pero la verdad es que la soporté bastante bien, sin vómitos. Descubrí que comiendo algo me aliviaba de las náuseas, no perdí mi apetito… (esto es difícil para mí!).

Me llegó un libro que me ayudó muchísimo 'Sanar es un viaje', por Dr. O. Carl Simonton y Reid Henson. El libro incluye todo un programa de ayudas de tipo espiritual y psicológico, con prácticas de meditación, visualización y otros ejercicios, los cuales yo intenté hacer todos los días. Esto me calmaba cuando tenía ansiedad o dolor y me aportaba mucha paz y confianza que las cosas procederían de la mejor manera posible.

Luego tuve Radioterapia que no me afectó mucho. No se siente sobre el pecho. Y ahora tomo el tratamiento hormonal, sigo mis revisiones e intento vivir la vida lo máximo que puedo.

La verdad es que tuve una suerte increíble. No tuvieron que hacer una mastectomía, sólo me quitaron una parte del pecho y la forma quedó bastante bien. Tampoco me quitaron todos los ganglios-solo algunos que no encontraron afectados- así que no tuve grandes problemas con el brazo. Empecé a hacer los ejercicios en el hospital para el brazo y ahora es perfectamente normal.    

Ya sé que cada experiencia es diferente pero creo que siempre son buenas las prácticas espirituales. Hay que  mantenerse  abierta a las cosas que os van  a llegar de todas partes para ayudaros física y psicológicamente. Os mando un abrazo y que tengáis fe y esperaza.  

Judith Rebecca Silver

lunes, 21 de noviembre de 2011

"Ahora sí sé cómo vivir"

Me llamo Soledad y tengo 42 años. El 31 de mayo de 2005 me detectaron un cáncer de mama. Al principio pensé que se habían equivocado, que no podía ser que yo tuviera esa enfermedad, no me dolía nada, me encontraba perfectamente. Estaba embarazada de 12 semanas. Los primeros días estaba enfadada con el mundo, buscaba una explicación una respuesta ¿por qué a mí?. Y creerme, no hay respuesta, es una enfermedad y te ha tocado a ti. Luego empiezan las pruebas, los médicos te dicen nombre de tu tumor, sus apellidos, etc. cosas que a mí personalmente no me interesaba saber. Yo sólo quería saber si iba a vivir, porque cáncer y muerte están muy unidos en nuestra mente.

Me dieron quimioterapia para reducir el tamaño de mi tumor que medía 3,5cm x 4cm, tamaño importante. A la tercera sesión se había reducido a 1cm y entonces me operaron, me quitaron el pecho porque mi ginecóloga consideró que era lo mejor para mí. Yo era y soy una mujer coqueta y pensé que me afectaría mucho, pero creerme, no me importó nada verme sin pecho y sin pelo, estaba viva y bien… que más se puede pedir.

Luego me dieron las otras sesiones de quimioterapia que me faltaban, la quimioterapia es un proceso durillo, no te duele nada pero tienes un malestar que no es fácil explicar. Y después llegó la radioterapia y para mí eso fue un paseíto, no me enteré y el síntoma que tuve era que me encontraba más cansada de lo normal, pero hacía mi vida normal. Justo al año me hice una reconstrucción de mama, estoy contenta porque así no tengo que quitarme y ponerme la prótesis y es más cómodo.

Quiero decir a todas las mujeres que estén pasando por este proceso que sean fuertes, que la mente y el estado de ánimo son  muy importantes para luchar. A los familiares más cercanos, si alguno lee este testimonio deciros que tengáis paciencia, porque tenemos bastantes cambios de humor,p ero que estamos muy agradecidos de que estéis ahí con nosotras. A mi me encantaba estar con mi gente.

No voy a negaros que he pasado miedo, mucho miedo, pero os aseguro que a día de hoy no pienso en cuanto tiempo voy a vivir por que  ¿quién lo sabe?. Pero ahora si sé como  voy a vivir.

Un beso para todas las mujeres.

martes, 15 de noviembre de 2011

“Bailando (incluso) en la oscuridad”



“La duda”: Hace dos semanas que me han hecho una biopsia. Espero los resultados. Tengo miedo, mucho miedo. Entro en el cine y veo Algo parecido a la felicidad”, magnífica película checa que me distrae de la eterna duda que se ha apropiado de mi cabeza: ¿será posible que de la noche a la mañana me vayan a decir que tengo cáncer?

“La espera”: El tiempo cobra unas dimensiones hasta ahora desconocidas para mi. Creo que ha pasado una eternidad y sólo ha sido un día, otras veces parece que fue ayer cuando me diagnosticaron un cáncer de mama, y hace ya dos semanas. No sé cuando me van a operar. Miro constantemente el teléfono, sólo quiero que me llamen y me quiten este bulto. Mi pecho derecho se ha convertido en el eje y timón de mi vida.

“La operación”: El ascensor en el que me llevan al quirófano es como una gran jaula de hojalata. Mientras empujan la camilla, veo gente haciendo cola, gente sentada y gente también de pie por los pasillos. Cuando pasas a su lado, te miran, te sonríen, te saludan y ves el miedo que les doy reflejado en sus ojos. Tengo la sensación de que el quirófano se parece mucho a una carnicería, o más bien al frigorífico de una carnicería. Todo es metálico, frío, aséptico con una luz blanca intensa y cegadora. Pienso en el mar antes de quedarme dormida.

“La quimio”: Me siento tóxica, 'envenená', como cuando tienes resaca, mucha resaca... por eso el cuerpo te pide agua, agua y agua. Me miro al espejo y me pregunto ¿quién es esa? Me gusta pasar la mano por mi cabeza desnuda. No es un dolor en concreto, son mil dolores pequeños que se esparcen y diluyen por todo mi cuerpo.

“La radio”: La enorme máquina que sitúan encima de mi cuerpo me asusta, me dicen que no mire. Se enciende una luz roja y todos salen corriendo, la soledad de la habitación, zaca, zaca, pum, pitido y silencio, abren la puerta: todo ha terminado.

Sonrío y me emociono al leer lo que yo misma escribí hace... ¿cinco años? Tenía 36 años cuando me diagnosticaron un cáncer de mama y una hija de seis. Si lees testimonios de personas que han pasado por un cáncer te das cuenta de que todas decimos lo mismo. Cada persona somos un mundo pero cuando la vida nos doblega, todas enmudecemos, todas nos bloqueamos, todas nos asustamos y todas toditas necesitamos los mismos abrazos de antes para seguir adelante. Lo primero que aprendes con el diagnóstico de un cáncer es que la vida es un soplo de aire que en cualquier momento puede cambiar de dirección. Lo segundo, es que a pesar de todo el apoyo y la ayuda que recibes durante la enfermedad, es importante tomar las riendas de tu cuerpo y de tu cabeza y permitirse ser una misma. Nunca vas a recibir tantos consejos, por eso empieza a olvidarte de ellos, incluso del que yo misma pueda darte. A ratos temblarás de miedo, otras te reirás como siempre, muchas veces pensarás que te flaquean las fuerzas, otras irás sobrada, a veces con sólo mirar a tu hija te desharás en mil lágrimas, pero poco a poco escucharás la música, y querrás bailar (incluso) en la oscuridad.

“Bailad, bailad, si no estamos perdidos”
Pina Bausch (Pina, Win Wenders, 2011)



Firmado: Maiteazul

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Consejos prácticos de paciente a paciente


Me llamo Cristina de 43 años y soy paciente de cáncer de mama. Hasta no hace mucho he estado en tratamiento de quimio y también psicológico. No voy a hablar de los detalles de esta enfermedad porque ya sabemos que es muy dura. Sé por lo que están pasando montones de mujeres que la padecen, pero a cada una nos afecta de un modo distinto, sufrimos los efectos de manera diferente y afrontamos este duro trance cada una como sabe y/o como puede. Hablar de lo feo para estas mujeres que comienzan en este sendero, creo que está de más y no las ayuda en nada. Yo quiero decirles que es posible salir de esto, que yo lo estoy haciendo y que otras muchas lo consiguieron ya hace muchos años.

Les quiero dar algunos consejos prácticos, para que todo lo que van a vivir en los próximos meses les sirva para ser más fuertes:

1. Rodéate solo de la gente que te quiere bien, porque en ellos vas a encontrar un consuelo ilimitado. Tus amigos, si es uno, como si son 3, como si son 20. No hace falta que sean muchos pero que sean buenos. En mi caso, no hablé de la enfermedad nada más que con unas pocas amistades. Sin ellas no me habría resultado posible ni siquiera escribir sobre el tema, pero ellos me han ayudado a comprender que la palabra “cáncer” no es sinónimo de muerte, que se puede hablar de esta enfermedad como lo hago ahora y que puede ser positivo hablar de ello. Tu familia, los incondicionales estés como estés. Sé agradecida con ellos. Ni tú, ni ellos tenéis culpa de lo que está pasando. Unidos es más llevadero todo.

2. Haz ejercicio físico, adecuado a tu estado en cada momento. Y siempre que te sientas bien aprovecha para pasear. Ocupa tu tiempo con algo que te guste. Yo tuve que dejar de trabajar, de hecho hoy por hoy no he recuperado mi empleo, ya que el parón que se produce de casi un año tiene sus consecuencias, pero soy optimista y he vuelto a la carga para buscar trabajo. Sin embargo, no dejé mis estudios de idiomas, gracias a Dios,  y gracias también a los ánimos que me infundió mi profesora. No me arrepiento para nada, todo lo contrario, porque hoy ya he terminado lo que en algún momento estuve dudando que terminaría. Mantener la cabeza ocupada y encontrar una actividad que te obligue a marcar tus propios objetivos a corto plazo es de las cosas más importantes. Ponerse metas sigue siendo muy necesario aunque estés enferma.

3. Intenta encontrar tu fuerza interior, que la tienes, no me cabe ninguna duda, todas la tenemos Y para ello ayúdate de tu psicóloga. Pídele que te indique cómo practicar técnicas de relajación. Infórmate sobre talleres de meditación en grupo en tu localidad, en tu hospital, en tu centro de salud. A mí me ayudaba a encontrar en parte el equilibrio perdido. El diagnóstico es un “mazazo” difícil de superar sino tienes ayuda, por eso todo lo que te sirva para conciliar el sueño de manera natural es beneficioso; si quieres evitar los fármacos es una maravillosa alternativa. Si no encuentras ningún taller de meditación puedes descargar algunos audios de Internet de la web http://www.meditaweb.com/medita_guiadas/medita_guiadas.htm. Son gratuitos y te los puedes descargar a tu aparato reproductor de mp3. Durante los ciclos de quimio estos audios de ejercicios de relajación me ayudaban a aislarme y evitaban que escuchara algunos comentarios de otras compañeras, que sin mala intención, a mi me ponían fatal. Un reproductor de mp3 y un libro son de incalculable valor en esos momentos.

4. Practica lo que te gusta. El tiempo es tuyo, así que si te gusta la cocina ahora es un momento para ser creativa, haz prendas de punto para tus familiares…...es tiempo para la lectura, ¡que maravilla!. Todo eso a mi me ha ayudado tanto…., y a ti a lo mejor son otras cosas, pero búscalas porque vas a tener mucho tiempo que debes ocupar de manera favorable para compensar todos los pensamientos negativos que a diario te visitan. ¡PENSAMIENTOS NEGATIVOS FUERA!

Todas nosotras nos hemos enfrentado a los mismos demonios y fantasmas que te estás enfrentando tú, así que créeme si te digo que no vale la pena perder el tiempo con ellos más de lo estrictamente necesario. Piensa que has vencido ya antes de empezar y no tendrán nada que hacer contigo. Para todos nosotros en general, la vida es muy corta, y nosotras nos volvemos más conscientes de ello a causa de esta vivencia traumática. Somos conscientes de que tenemos un tiempo que vale oro.

5. Llora cuando quieras llorar porque también es necesario desahogarse pero no dejes que ese sea tu estado de ánimo habitual.

Pero sobre todo, hay una cosa que creo que debes entender. No lo hagas por nadie, sal de esto, sólo y exclusivamente por ti. Tú lo vales. Te debes querer mucho.

Cuando termines tus tratamientos de quimioterapia y radio será como quitarse un peso de encima y sentirás que una etapa dura ha pasado Y OTRA NUEVA COMIENZA.

El deporte, personalmente me está ayudando muchísimo para poner mi cuerpo a tono de nuevo. Al principio te sentirás muy débil pero será como un pulso que tienes que ganar, ya lo veras. La natación, el yoga, el senderismo y practicar algo de ciclismo suave son mis actividades favoritas pero busca las que a ti te gusten más.

Aun estás aquí con nosotras y seguirás estando por mucho tiempo, tú misma lo vas a ver, y tu ejemplo lo seguirán otras, porque lamentablemente siguen habiendo otras mujeres cada día.

Un abrazo desde mi experiencia.

Espero que te ayude.

jueves, 27 de octubre de 2011

Nosotras también tenemos cáncer


Nunca pensé que nos veríamos inmersas en esta vorágine que remueve los sentimientos más profundos de cualquier persona: miedo, desesperación, desconfianza, pena y dolor, dolor del alma, a la vez que piensas y no dejas de preguntarte: ¿por qué nos tocó?, pregunta a la que jamás encuentras respuesta. Esto es una ruleta y paró en nosotras. Digo nosotras porque no sólo soy yo sino mis hermanas también,  nuestro premio: UN CÁNCER DE MAMA. Cuando te enteras es la losa más pesada que jamás pueda caer. Luego, a medida que pasa el tiempo vas aprendiendo a levantarla por muy pesada que sea y paso a paso te das cuenta de que debes aprender a vivir simplemente de otra manera y que todo este dolor tiene un precio, el precio de valorar más la VIDA. Aunque sea un tópico dicho y oído por más personas que han pasado por aquí, es una gran verdad, ya nada es lo mismo, ni lo será.

CAMBIO DE TERCIO
Para la familia no hay palabras. Hemos ido a todas las consultas como cual torero con su cuadrilla a realizar su faena, todos a por la misma faena, la nuestra, y la lidiar con el primer toro de mi hermana NATI, grande y bravo que no sabe con quién ha dado. Después, el segundo, mi toro,  más chico que el de ella pero un tanto malo también.  Por último el tercero, de mi hermana SANTOS, más chiquito pero con pinta de malo, así que está el cartel completo. No hay mas entradas ¿ya está bien no? Y ahora… ¿cómo le dices a tus padres y hermano e hijos que están invitados a la primera fila, en barrera?, la mejor visión de todas y al lado del torero,  el banderillero, nuestros maridos sosteniendo nuestros cuerpos temblorosos y diciendo p’alante con dos…. Y así estamos p’alante con dos… poniendo en nuestras cabezas pañuelos de colores por montera que alegren nuestro corazón. Así que puedo decir que después de todo doy gracias a Dios por hacernos partícipes a todos en el cartel de nuestras vidas y por tenerrnos juntos, para llorar y reír, NO SE PUEDE PEDIR MÁS.

Y ahora he de generalizar, pues esto no sería una carta sino un libro, y decir que toda la familia, y amigos habéis respondido muy bien en este cartel, llenando la plaza en cada momento y apoyando cada uno de nuestros pasos con mucho cariño. Desde aquí nuestro gran paseíllo para tirar besos y abrazos y decir que GRACIAS POR VENIR Y ADEMÁS, VENIR SIN LLAMAROS, SIN ENTRADA, POR QUE SI.. OS QUEREMOS!

He sentido la necesidad de escribir estas palabras pues estos últimos meses nuestra segunda casa ha sido el Hospital y lo que nos queda, pues seguimos todavía, y casi he pasado por todos los rincones. Es por ello la necesidad de llevar mis sentimientos y los de mis hermanas y padres al papel y con ello espero transmitir a todas las mujeres que ESTAMOS EN MUY BUENAS MANOS, OS LO ASEGURO, Y POR SUPUESTO QUE NO DEJÉIS DE OBSERVAROS ¡ES MUY IMPORTANTE! Y ANIMO A MIS COMPAÑERAS DE FATIGAS, A LAS PERSONAS QUE ESTAMOS PASANDO POR LO MISMO, PORQUE PODEMOS Y DEBEMOS LUCHAR POR VIVIR.

Por Ana María Cueto Jiménez

viernes, 21 de octubre de 2011

Toñi Montero: "Aprendes a vivir y a valorar lo que de verdad importa"

Como a casi todas la personas a las que le diagnostican un “CÁNCER”, sea de la índole que sea -ya solo la palabra asusta-, a mi el mundo se me cayó de un plumazo. No  sabía cómo dejar de llorar. Nada más salir de la consulta del médico, lloré hasta que ya no me quedaron lágrimas pero, cuando llegué a casa y tuve que decírselo a mis hijos, tenía una serenidad que parecía que me hubieran diagnosticado un resfriado.

En estos  momentos te das cuenta de cuanta gente está para lo que necesites, gente que ni siquiera hablas a menudo con ella. Mi familia se volcó conmigo, y me metí en todo este mundo tan desconocido para las personas que no le queda de cerca.

Yo gracias a Dios, tengo a mis hijos que me pedían por favor que no me viniera abajo. Y mis nietos ya ni os cuento, ellos tiraron de mí con todo su corazón. Yo no podía ver a mis hijos y nietos tristes, así que sacas fuerzas de flaqueza y tiras para adelante. Por ello le doy las gracias. Mi marido también estuvo siempre a mi lado para todo. Él lo pasó todo conmigo.

También tengo que decir que a mí me ayudó bastante hablar, ó más bien escribirme con Ana, una mujer que ya lo había pasado antes y lo había colgado en un foro. Yo le escribí sin saber para qué, pero ella me contestó y me contó su experiencia, que no tenía por qué ser la mía, pero te orienta bastante. Aún seguimos en contacto, no nos conocemos personalmente, pero sabemos que estamos  para lo que surja.

Lo que si aprendí es a vivir el momento, disfrutar de mi gente todo lo que puedo y dar importancia a las cosas que de verdad la tienen. Aprendes a VIVIR.

Solo decir a quién lo necesite, que pida ayuda que hable con la gente con naturalidad, que no hay porqué esconderlo. Que lo acepte como una etapa más de la vida que nos ha tocado vivir, que al hablarlo parece que lo sacas fuera y te das cuenta de cuantas mujeres estamos en las  mismas condiciones y seguimos la lucha.

Bueno no sigo porque este tema me toca tanto que no pararía de hablar de ello.

Besitos para todas las afectadas.  Toñi

martes, 18 de octubre de 2011

Mª Ángeles, 42 años: "la enfermedad me ha convertido en mejor persona"

Hola a todas y todos;

Soy Mª Ángeles, mujer, esposa, hija, hermana, amiga…. de 42 años y hace 2 años fui diagnosticada de cáncer de mama. Es pronto quizás para decir que he superado la enfermedad pero mi familia y yo así lo sentimos y mis revisiones médicas lo van confirmando.

Cuando me diagnosticaron la enfermedad yo me encontraba en un estado emocional, no muy bueno (de todas maneras, no se está preparado para una noticia así). Hacía unos meses que acababa de perder a mi madre por la misma enfermedad. Había perdido a mi madre y pensé que a mí me iba a pasar lo mismo en un periodo corto de tiempo, no veía otra cosa delante de mí. Mi vida se derrumbó frente a una frase: “tienes cáncer de mama”.

Los primeros momentos, días, noches, meses fueron duros; no por el tratamiento -yo ya sabía lo que me iba a ocurrir-, ni porque tenía que dejar aparcada momentáneamente mi vida -de ser una profesional pasaba a ser  una paciente con todo lo que esto implica-; sino por los pensamientos nefastos que pasaban por mi cabeza a cada momento y que me estaban haciendo sufrir más que la enfermedad en sí.

Un día, al estar poniéndome la “quimio”, (yo siempre con lágrimas en los ojos)  la persona sentada a mi lado me dijo que no sufriera que todo estaba en nuestra mente; apenas le entendí ni le escuché. Pero esta simple frase,  y que fortuitamente me ofrecieron  ayuda psicológica, hizo que mi proceso cambiase.

Empecé a sentirme más tranquila; me enseñaron a controlar esos pensamientos tan dañinos y mi vida cambió radicalmente. Me obligué a salir a caminar a diario (cuando la “quimio” me lo permitía), acudía a clases de yoga y relajación, iba a ver jugar al equipo de fútbol de mi hijo lo cual me divertía muchísimo (no me perdí ese año ningún partido); y empecé a darme cuenta de todo lo bueno que tenía a mi alrededor y que hasta ahora no había percibido. No sé si fue todo esto o que el cuerpo se acostumbra, pero los síntomas de la “quimio” disminuyeron bastante. Quizás era no estaba tan pendiente de ellos

La “quimio”, la intervención, la “radio”, todo quedo atrás y ahora me encuentro aquí, estupendamente viviendo el día a día  y con mucha ganas de ayudar a personas que se encuentran en mi misma situación

No es que me alegre de haber tenido la enfermedad pero el haber pasado por esta situación me ha permitido conocer personas fuertes, buenas y luchadoras, situaciones inimaginables….; y todo esto creo que me ha convertido en mejor persona enseñándome a valorar todo lo bueno que tengo y a disfrutar de cada día que amanece porque sé que puedo aportar algo al mundo en el que vivo; en definitiva soy más feliz.

No me puedo olvidar de TODOS los profesionales que me atendieron, ni de las personas luchadoras que he encontrado por el camino  que me ofrecían una palabra de ánimo cada día, ni de los que a diario estuvieron conmigo.

Sea este testimonio un recuerdo para ellos, para las que se fueron, un aliento para las que están ahora y un mensaje esperanzador para el futuro de la enfermedad.

“El amor y la gratitud pueden disolver cualquier enfermedad”. El secreto de Rhonda Byrne

Por Mª Ángeles